En este marco, las empresas de servicios educativos también han tenido que adaptarse: clases online, comunicación telemática con los docentes, exámenes virtuales… A estas alturas, muchos de estos negocios están teniendo dificultades para captar nuevos alumnos que, por la incertidumbre de la situación, se decantan por posponer su formación educativa. Es necesario ofrecer incentivos de valor que generen confianza más allá de lo sanitario -por ejemplo, para un máster que en origen está programado de manera presencial-.